Marta May (1880-1967)
Pareciera que ella fue únicamente una espectadora de la historia que tengo que contar, que ella no hubiera tenido mucha importancia, que no hubiera sido el personaje central de la historia, la tejedora madre. Pareciera.
No era ella la de los vestidos de telas importadas, la que se fue a estudiar a Paris, la que ciega sacó el negocio familiar adelante, no se robó nada, nunca tuvo mucho, nunca quiso más, en toda su vida no tuvo un papel legal, no festejó un cumpleaños, nunca escribió una línea, nunca formó una familia, nunca, nunca… Pareciera.
Sin embargo, ella lo fue Todo. Desde que entró esa mañana de abril a la casa de la familia Novelo Puerto, fue ella quien con el mismo ritmo que meció la hamaca de la niña Amparo, arrulló a todos los personajes de mi historia con un movimiento suave, siguiendo el latido de su Corazón.
Que linda introducción!! Sigo esperando con ansia el resto de la historia… Yeiii!! Felicidades!!!! 🙂
Me encantó esta entrada con la que has estrenado tu blog, Alicia. Y creo que has dado justo en el clavo: la verdadera grandeza de las personas, su legado, no se mide en la majestuosidad de sus actos sino en la generosidad de sus sacrificios. Marta es grande porque sacrificó todo lo que tenia -su tiempo, cariño, devoción- por la familia Novelo Puerto durante años, al punto que esa familia se convirtió en la suya propia.
Me muero de ganas por que nos cuentes más de Marta y espero con ansias tus nuevos capítulos pues sé que tu historia no solo es bella sino que merece la pena que sea contada…
¡Ánimo y adelante!
Que padre que estés escribiendo, aquí estaré esperando cada capítulo nuevo.
Sabes que yo quiero mucho a este personaje y que es un honor sentarme a tu lado mientras tejes esta historia maravillosa.