Amparo América Novelo Puerto (1888-1944)
Amada, siempre fuiste muy amada. La vida te dio la oportunidad de ver a tus padres mimarte, a tus hermanos considerarte, a tu esposo idolatrarte, a tus hijos adorarte, a tus nietos quererte y a tus empleados venerarte.
Sin embargo, la vida también te dio sufrimiento. Ante tus ojos, el mundo de abundancia se desmoronó y no pudiste hacer nada. No sabías hacer nada.
Te enseñaron los mejores modales para saber comportarte en los niveles más altos, a bordar con los hilos más finos para con complicadas puntadas crear obras textiles inigualables, a tocar en el piano hermosas melodías clásicas para el disfrute familiar, a pronunciar sin imperfecciones las lenguas consideradas distinguidas y claro, a regir tu vida de la mano inseparable de la fé católica romana. Ninguna de estas enseñanzas fueron sencillas, más sin embargo, no se te preparó para lo que la vida te tenía esperando a la vuelta de la esquina. No fue tu culpa, nadie se lo hubiera podido imaginar.
Una manera excelente de crear suspenso! Sobre las ultimas dos frases me parecen perfectas para un arranque perfecto. Me ENCANTA como vas compartiendo la novela en este blog TE FELICITO
Amparo, cuantas mujeres fueron críadas así entonces. La cantidad de profesionales y genios que se perdieron entre costureros y pañales.
Gracias Alicia por contarnos esta historia .
Esperamos entonces a que nos cuentes qué le pasó a Amparo. No me quiero imaginar!